El Olivo de Nano-35
El mensaje de Guaja, en este blog, diciendo que le gustaría preparar un árbol de Navidad, muy especial, en el que en vez de colgar regalos, como suele hacerse, pudiera colgar los nombres de todos sus amigos, me llevó a hacer un recorrido mental por todos mis amigos y, muy especialmente, por aquellos que ya no están con nosotros. Este recorrido mental me llevó -no podía ser de otro modo- a transitar por La Cantina. Me vi situado ante la puerta de entrada buscando con la mirada a todos mis amigos; había muchos, ciertamente, y como en una película iban desfilando uno a uno ante mí. Cuando pasó el último sentí que alguien faltaba; miré hacia el rincón del mostrador donde confluían los dos mostradores, miré buscando a Pepe, pero el rincón estaba vacío, él ya no estaba allí; volví la vista hacia el banco situado frente a la ventana y busqué a Herminio, sentado en el banco y apoyando su brazo en el dintel de la ventana, pero tampoco él estaba allí; recordé a Gelín, a Alfredín y a tantos otros que se fueron antes que ellos y mis ojos se nublaron por el dolor de su ausencia; levanté la vista por encima del mostrador y, justo detrás de Luciano, fijé la mirada en el hermoso olivo, enmarcado y con nuestros nombres escritos en sus ramas, que nuestro genial amigo Nano35 nos había regalado. Quise leer el magistral y emotivo texto escrito por él al pie del olivo; de su olivo, pero la vista no me alcanzaba. De pronto, algo parecido a una sacudida eléctrica que recorrió todo mi cuerpo, me devolvió a la realidad: La Cantina, aquella especie de santuario donde con tanto regocijo nos encontrábamos para charlar y contarnos nuestras cuitas o alegrías, al igual que Herminio, Pepe y tantos otros antes que ellos, había cerrado sus puertas para siempre.
Los recuerdos, como Nano35 escribió, aunque a veces parezcan realidad, a la postre, sólo son eso, recuerdos.
Me gustaría que “El Olivo de Nano35”, cuyo retrato hoy traigo a esta página, nos sirviera como recordatorio de una página de nuestras vidas escrita en La Cantina de Villager.
Feliz Año 2015
Piorno
Emotivo relato amigo Piorno, lleno de melancolía como no puede ser de otra manera, cuando se recuerda a personas queridas que ya no están con nosotros, y también aquellos hechos relevantes que guardamos en la memoria y que son la verdadera historia de nuestras vidas.
Agradezcamos a nuestra querida Guaja, que con su idea, te hiciese escarbar en el futuro y traer a tu blog aquel cuadro que hace ya cinco años, entregué con mis mejores deseos a Luciano para que formase parte de la Cantina.
Desde el recuerdo de mi querido Valle Gordo, deseo FELIZ 2015 a todos los amigos del Foro de Villager de Laciana y del blog de Piorno.
Agradezco de corazón a Nano que me haya tenido en cuenta en ese olivo tan añoso y fuerte. Fue un grata sorpresa cuando vi que en uno de sus brazos formaba parte de esa gran familia de españoles a los que tanto quiero. Gracias Piorno y Nano