Las hojas del calendario, como queriendo emular a las hojas de los árboles, con el paso del tiempo, caen inexorablemente, a mayor velocidad de la que aquellos que ya hemos sobrepasado la cima de los ochenta y tantos, desearíamos. Se diría que la caída se acentúa cuando la luz de la Navidad se vislumbra en la cercanía; cuando vamos al supermercado y empezamos a ver turrones y dulces navideños por doquier; cuando las ciudades se visten de gala con sus luces de colores y, muy especialmente, cuando en algunos establecimientos o a través de las ondas llegan hasta nuestros oídos los acordes de un villancico.
Se diría que el viento que trae hasta nosotros el recuerdo del nacimiento del niño Jesús, en su anual recorrido, fuera llenando sus alforjas con los recuerdos de nuestra vida, especialmente, los de nuestra niñez. Quizá para hacernos comprender que, como él, también hemos sido niños y, quizá también, porque la inocencia de la niñez realizó el prodigio de crear la etapa más feliz de nuestra vida. Y, aunque el niño Jesús nació hace más de dos mil años, su nacimiento sigue produciendo en millones de creyentes y agnósticos, año tras año, los mismo sentimientos.
En cierta ocasión, un Bilbaíno muy simpático y con algún chiquito de más, queriendo ensalzar a su patria chica, hizo un comentario que me hizo mucha gracia:” ¡No comprendo por qué Dios hizo que su hijo naciera en Belén, pudiendo haber hecho que naciera en Bilbao!” -lo dijo y se quedó tan ancho-. Confieso que aquello que, en un principio, sólo me produjo risa, pasado el tiempo me llevó a imaginar qué habría sucedido si Jesucristo hubiera nacido en Bilbao y, además, en nuestros días.
Nada más lejos de mi ánimo que pretender minimizar en un ápice la seriedad del evento navideño y, menos aún, tratar de ridiculizarlo. A lo sumo, si se me permite la osadía, por variar un poco el relato navideño, mi pretensión no va más allá de querer aportar algo de humor a unos días que, por sí mismos, ya vienen suficientemente cargados de nostalgia y de tristeza; nostalgia, por lo que fuimos y jamás volveremos a ser; tristeza, al recordar a nuestros seres queridos, aquellos que ya nos han dejado.
Así me imagino yo lo que habría sucedido si el niño Jesús hubiera nacido en Bilbao y, para más inri, en nuestros días:
“Todos los diarios de Bilbao, hoy 25 de diciembre de 2023, abren sus páginas de sociedad con la misma noticia:
En la mañana de hoy, a requerimiento de un vecino de la localidad, la Ertzaintza se presentó en un caserío situado en las afueras de la ciudad, para investigar lo que allí sucedía. Al parecer, en el citado caserío que, desde hace mucho tiempo está deshabitado, el denunciante, hondamente preocupado, afirmaba haber escuchado el llanto de un niño en la parte dedicada al establo.
A la llegada de dos agentes de la Ertzaintza, a los que acompañaban otros dos agentes del servicio social, descubrieron una familia joven de okupas que se habían acomodado en el establo. Tras una primera inspección, les llamó poderosamente la atención, ver envuelto en tiras de tela y acostado en uno de los pesebres a un bebé recién nacido que, por todo colchón, no tenía otra cosa que un manojo de hierba seca. La madre, una tal María, de aspecto famélico y juvenil -no aparentaba más de 16 ó 17 años-, al ver a los agentes intentó sacar al niño del pesebre, siéndole impedido por un agente social. El padre del niño, un tal José, ayudado por unos pastores y por tres extranjeros, no identificados y, muy probablemente ilegales que, a juzgar por su aspecto parecían sub- saharianos llegados en alguna patera, aunque sin conseguirlo, trataron de impedir que los agentes se hicieran cargo del niño. Todos los allí presentes se preguntaban cómo los tres extranjeros habían podido enterarse del nacimiento, y que relación les unía con los okupas.
Los tres extranjeros, a requerimiento de la Ertzaintza, aunque carentes de cualquier tipo de documentación, se describieron a sí mismos como sabios procedentes de un país oriental; sin embargo, el hecho de que hubieran entrado en Euskadi de forma ilegal, de por sí sólo, ya era suficiente motivo para que La Ertzaintza procediera a su detención. Además, por si eso no fuera motivo suficiente, entre sus pertenencias se encontró oro, estupefacientes y sustancias prohibidas que muy bien podrían tratarse de algún tipo de droga. Los tres extranjeros se resistían a ser detenidos alegando que Dios les había dicho que corrieran a adorar al recién nacido. Excusa que causó risas y comentarios burlones entre los agentes.
Los productos químicos incautados a los tres extranjeros fueron envidados de inmediato al laboratorio de criminalística del Gobierno Vasco para posterior examen. El esclarecimiento del caso parece muy dudoso. En respuesta a la pregunta de un periodista que, entre tanto se había acercado al establo, un empleado de la oficina del Bienestar Social dijo que el padre era un hombre de mediana edad y que la madre, aunque sin determinar aún, parecía ser una menor, motivo por el que ambos fueron detenidos. Del niño, de momento, se ha hecho cargo la consejería de igualdad. Corresponde al consejero de Igualdad averiguar la relación existente entre José y María.
María fue hospitalizada en el hospital de Basurto para someterse a exámenes médicos y psiquiátricos, pues no para de repetir que ella es virgen y que el padre del niño es Dios, afirmación que hace pensar en la posibilidad de que esté bajo los efectos de algún tipo de droga. Un comunicado oficial del jefe de psiquiatría decía: “No me corresponde a mí decirle a la gente qué es lo que deben creer o no, pero si la creencia lleva a que un recién nacido esté en peligro, como es este caso, esas personas deben ser clasificadas como peligrosas”. El hecho, muy probable, de que ya hubieran ingerido alguna de las drogas incautadas a los extranjeros no ayudaba a inspirar confianza.
Por último, pero no menos importante -comentaba el periodista-, recibimos esta información en la redacción: “Los pastores presentes afirmaron unánimemente que un hombre alto, vestido con una túnica blanca y con alas en la espalda, les había ordenado que fueran al establo y celebraran el nacimiento del hijo de Dios”. Un portavoz de la inspección de drogas dijo: “Esta es la excusa más absurda dada por un drogadicto”.
Lo siento por el simpático bilbaíno, pero, en mi opinión, el niño Jesús nació donde y cuando tenía que nacer.
Feliz Navidad y que transitemos por el año 2024 con salud y sin demasiados sobresaltos.
Piorno-Kirschenfeld
No soy el bilbaino del relato aunque podia serlo porque pienso como él. Aunque que tú pienses diferente mi paisano tenia razón. No hay ciudad en el mundo como Bibao.
Pues no sé que decirte sobre este nuevo relato Navideño. Como decía mi abuela, como lo antiguo no hay nada, y es que tantos siglos de celebrar el Nacimiento con el Angel Gabriel, San José, La Virgen, Reyes y Pastores, no se puede borrar de un plumazo, aunque esto de pensar en un Niño Jesús vasco le guste a nuestro amigo bilbaíno. Como relato de buen humor se puede pasar, pero nada más. Ojalá que sigamos celebrándolo muchos años, y que el Niño Dios nos acoja bajo su protección y nos libre de todo lo que estamos viviendo, sobre todo del hambre y las guerras, que viendo lo que nos cuentan los telediarios todos los días, creo que solo Él nos puede librar. Gracias por tu nuevo relato, y que Dios nos acompañe durante un próximo Nuevo Año. Un abrazo y Felices Navidades a todos. Guaja
Me alegra ver que tienes buen humor y una gran inventiva. No a todo el mundo se le habría ocurrido colocar a la Sagrada Familia en el país vasco ni en otro lugar que no fuera Belén, y es que habría que cambiar muchas cosas y sobre todo cambiar de un plumazo todos los Villancicos y sustituírlos por zortzikos, a lo mejor quedaban bien. Pero bueno, fuera de bromas y de buen humor, yo sigo pensando que me es muy difícil pensar en el Nacimiento de otra manera que no sea como lo estamos viviendo durante siglos, con el Angel Gabriel, San José, La Virgen, Pastores, y Reyes de Oriente, no se puede borrar de un plumazo, aunque esto de pensar en un Niño Jesús vasco le guste a nuestro amigo bilbaíno. Como relato de buen humor se puede pasar, pero nada más. Ojalá que sigamos celebrándolo muchos años, y que el Niño Dios nos acoja bajo su protección y nos libre de todo lo que estamos viviendo, sobre todo del hambre y las guerras, que viendo lo que nos cuentan los telediarios todos los días, creo que solo Él lo puede arreglar. Gracias por tu nuevo relato, y que Dios nos acompañe durante un próximo Nuevo Año. Un abrazo y Felices Navidades a todos. Guaja.
Hola, Otro Bilbaíno. En primer lugar agradecerte que entres en este mi insignificante blog. Acto seguido te diré que tu paisano, probablemente animado por unos chiquitos de más, no hizo otra cosa que gastar una broma sin importancia. Tú, que te supongo, sereno, quiero creer que cuando dices estar de acuerdo con él, te refieres únicamente a lo de que Bilbao sea la ciudad mejor del mundo. Si es así no seré yo quien lo contradiga, ya que lo mejor para unos no quiere decir que sea para todos. Espero que no te hayas referido a lo de que para el niño Jesús hubiera sido mejor nacer en Bilbao y, además, en estos días.
Hola, Pili. Evidentemente, a pesar de Herodes, Belén fue acertadamente elegida para que Jesucristo viniera al mundo y en la fecha en que vino. De haber sucedido como dice mi relato, no solamente habría que cambiar los villancicos, habría que darle la vuelta a todo como a un calcetín. Con mi comentario, como bien has captado, sólo pretendía desdramatizar la triste realidad actual que, como bien dices, vive el mundo. Tenemos dos opciones: tomárnoslo a broma o morirnos de desesperación. Entre ambas, prefiero la primera.
Como veréis, mi entrada en este blog está duplicada, en el primero creí que no había dado bien para publicarlo, pues al día siguiente había dcesaparecido, de ahí el volver a escribirlo, pido perdón por ello y si le parece oportuno al administrador, puede borrarlo. Un saludo, Guaja.
Tranquila, Pili. Nunca por mucho trigo fue mal año.
Me asombras querido Piorno con tu, cada vez mayor, imaginación. Jamás se me hubiera ocurrido un hecho semejante, aunque, pensándolo bien, de ser cierto el nacimiento de Jesús en la actualidad y en cualquier lugar del mundo «civilizado», la reacción de las autoridades sería la misma que nos relatas; menos mal que has obviado la matanza de los inocentes, en cuyo caso ya estarías enchironado por desacato a la autoridad.
En fin, volvamos a la realidad, pidamos esta Navidad por la PAZ en el mundo, por la concordia entre países y, sobre todo, por la concordia en esta nuestra España.
Felices Navidades a ti, a tu familia y a todos tus seguidores y no perdamos la esperanza de que han de llegar tiempos mejores.
Amigo Pucelaciana. Gracias por tu felicitación y tus buenos deseos. Mucho me temo que por más que nosotros pidamos por la paz en el mundo, hay muchos que se empeñan en todo lo contrario y, lamentablemente, parece que van ganando. Esperemos, al menos, que podamos celebrar en paz, un año más, nuestra entrañable Navidad.