Últimamente, muy a mi pesar, me fui acostumbrado a recibir noticias, tristes unas y dolorosas otras. Noticias de enfermedades, unas veces, y de fallecimientos otras, siempre de familiares o amigos. Casi siempre ocasionadas por esta peste moderna llamada coronavirus. He llegado a extremos tales que, cuando a deshora suena mi teléfono móvil, o cuando éste, con su desagradable tono me avisa la llegada un correo electrónico, me echo a temblar. Hoy, en cambio, he recibido un correo que me llenó de alegría; principalmente, porque el mensaje, además de ser portador de buenas noticias, lo remitía un buen amigo, escritor y poeta: Fernando Moreno Bardón, a quien hace mucho tiempo que no veo, pero cuya amistad guardo como gran tesoro.
Nano, como sus íntimos le llamamos, ha tenido la delicadeza de recordarme las comunes y curiosas circunstancias que, hace de ello ya muchos años, pergeñaron nuestra amistad, y que, como él bien dice, amistad que perdura en el tiempo.
Como puede leerse en el correo que me permito publicar en este blog, me envía un relato, cuyo principal personaje principal es un anciano moro, El relato, magistralmente escrito, es una historia tierna y cruel a la vez, pero, sobre todo, es una puerta abierta los recuerdos de nuestro paso por Sidi-Ifni:
Texto del correo recibido:
Estimado y recordado amigo Piorno, Empecemos por lo más importante, y es desearte a ti y tu familia salud en estos tan turbulentos días, que espero pronto sólo sean un recuerdo. Nuestras vidas, amigo Piorno, han tenido curiosas y comunes circunstancias: Pertenecer en cuerpo y alma a esa montaña leonesa, soportar con dignidad y provecho nuestros años de emigración en Suiza, haber vivido también la confrontación bélica de Sidi-Ifni, coincidir en lo que no queremos que se convierta nuestro país, y tratar por todos los medios de ser un hombre honesto y digno de sus amigos. Estas circunstancias y el gran amor a la literatura han forjado una amistad entre nosotros, que a pesar de la distancia la siento muy cercana y profunda. Te envío una pequeña historia que te puede traer algún que otro recuerdo de nuestro paso por Sidi-Ifni, y que ha sido publicada por nuestra Asociación Científico Cultural “Cisco Picón”. Cuídate, amigo Piorno, y recibe un fuerte abrazo de quien bien te recuerda, Fernando.
Noche oscura en Sidi- Ifni
Octubre 1957
Texto: Fernando Moreno Bardón
Ilustración: Gaspar “El Pinturillas”
En este pequeño territorio africano, anexionado hace unas décadas a Marruecos, en cuyas playas se agitan violentas olas, se vivió una historia de amor y tragedia.
Como me la contaron os la cuento, sin saber aún hoy si fue verdadera la historia, o fruto de la mente calenturienta por los efectos del hachís de aquel anciano moro
Sentados sobre una gastada estera, con las piernas cruzadas y sendas pipas de hachís preparadas para su disfrute, comenzó aquel venerable anciano moro, de la siguiente manera.
<< Tenia yo aún no cumplidos los diez y seis años, y ya pastoreaba un pequeño rebaño de quince ovejas, un camello hembra y su cría, toda la riqueza que poseían mis padres para alimentar a una numerosa familia. Ayudaba al sustento diario, un pequeño huerto donde a duras penas se recolectaba algún tomate y diversas verduras.
A pesar de lo precaria de nuestra situación, yo era un joven completamente feliz con mi trabajo, pero, sobre todo, con los encuentros de una preciosa pastora vecina llamada Aixa de quince primaveras, de una belleza deslumbrante.
Los días y los años pasaban con desesperante lentitud, yo deseando ser mayor para casarme con Aixa de la que seguía perdidamente enamorado, pero el destino, Alá o vuestro Dios, tenía dispuesto que nuestras vidas no completaran sus sueños, -continuó narrando con profunda amargura aquel anciano-.
Un día, cumplidos ya los diez y ocho años, Aixa no apareció guardando su rebaño como de costumbre, y en su lugar apareció su hermano Omán para sorpresa y desesperación mía. La respuesta a mi pregunta que había ocurrido fue demoledora, su hermana Aixa, había entrado a trabajar como sirvienta con una familia de militares europeos.
A partir de aquel momento de narración, las entrecortadas palabras de aquel anciano moro, apenas se entendían, la emoción de los recuerdos y los efectos del humo producido por las pipas de hachís, crearon una atmosfera de inquietud y misterio en aquel cuartucho, difícil de describir.
Sin apenas mirarme, ignorando por completo mi presencia, continuó entre sollozos narrando su historia.
Aquel nefasto día, comprendí que algo había cambiado y para mal en mi vida, como así ocurrió. Durante mucho tiempo, intenté dar con su paradero, pero en vano, la residencia de los militares nos estaba vedada. Desesperado, una noche sin luna, de esas terribles y oscuras noches africanas, me deslicé entre las palmeras de los bien cuidados jardines del complejo residencial, con el firme deseo de encontrar a Aixa y huir con ella.
En este momento de la narración, el anciano moro, con un grito desgarrador exclamó,
-“Al-läh `akbar” (Alá es grande). Aquella niña, continuó, aquella mujer a la que tanto amaba, la encontré en brazos de un joven oficial europeo y se me rompió el alma. Desesperado y sin saber qué hacía, saqué mi daga y los dejé sin vida.
Después de una larga y tensa pausa, aquel anciano moro susurró:
-Cuarenta años de prisión no mitigaron ni olvidaron aquella terrible imagen, en una oscura noche sin luna africana>>
y con un hondo suspiro y exhalando la última bocanada de hachís de su pipa, se dio media vuelta y desapareció para siempre.
Fernando Moreno Bardón Carmona 26/06/2021 .
Gracias amigo Piorno, por dar vida en tu querido Blog a este humilde relato, que aconteció en un rincón del mundo del que los dos fuimos visitantes, y no precisamente en plan turístico.
Siento no haberte conocido en aquella época o después en nuestro caminar por Europa, estoy seguro que hubiésemos hecho “buenas migas” y una amistad que, años después nació y así continuará hasta que Dios quiera.
Un fuerte abrazo
Es a mí a quien corresponde darte las gracias por permitirme publicar en mi blog tus siempre tan interesantes y bien construidos relatos; especialmente, el del anciano moro, que tantos recuerdos me ha traído. Recuerdos que, si no totalmente olvidados, sí ocultos bajo el polvo del paso del tiempo. No hay duda, migo Nano que, tú y yo, ya mucho antes de habernos conocido personalmente, en lugar y tiempo, habíamos caminado por las mismas sendas, aunque paralelas. Y creo por ello, que nuestra profunda y sincera amistad no es de unos años, sino de muchos, y, como bien dices, fue nuestro amor por la literatura quien obró el milagro de que nuestros caminos se cruzaran.
Un abrazo para ti und meine beste Grüsse für Eva.
Piorno-kirschenfeld
He entrado varias veces en tu blog, amigo Piorno, sin ver ninguna nueva publicación, leí la de Navidad, pero no contesté con ningún comentario porque en aquellos días no me sentía con demasiados ánimos. La pandemia estaba cobrando su salario. Mis hijos habían hecho planes de reunirnos en esas fechas, ya sabes que son cinco, y para cumplir las normas no haríamos las reuniones todos juntos porque seríamos muchos, pensaron en reunirnos cada día con uno de ellos, para no estar solos. Así lo tenían acordado, pero un par de días antes de Nochebuena, como la cosa no pintaba muy bien y por miedo que pudiéramos contagiarnos de algún modo. Decidieron cancelar todas las reuniones, así que pasamos las fiestas solos mi marido y yo. Eso sí,
en las cenas y comidas presidía la mesa una fotografía de toda la familia que tengo de cuando celebramos las bodas de oro, ¡nos negábamos a estar solos!. Te cuento todo este rollo para que comprendas mi bajo estado de ánimo en aquellas fechas. Pero ya todo pasó, me repetí muchas veces mi frase favorita en estos casos: “Sursun corda”, y así ha sido. Ya parece que el bicho nos da algo de tregua y ya podemos estar con la familia que es lo que tanto echábamos de menos.
Y después de esta perorata voy a comentar el triste relato de Nano. Dice que no sabe si será cierto o producto de la imaginación de ese anciano moro, bien puede ser cierto, de todos es sabido el carácter visceral de los árabes, y no me extraña en absoluto que la desesperación por haber perdido su gran amor lo hiciera cometer esa locura cegado por el amor que ya nunca podría tener.
Tengo un gran recuerdo de Nano, de aquellos tiempos en que la página de Lolo nos hizo conocer a personas con las que llegamos a tener un vínculo de amistad entrañable. De aquellos tiempos tengo un recuerdo que nunca olvidaré. Fue con ocasión del nacimiento de una de mis nietas, Cristina. Tuvo la gentileza de dedicarle una poesía con motivo de su nacimiento. Me la sé de memoria y la tengo guardada como un bello recuerdo. En su día se la enseñé a Cristina diciéndole que era de alguien a quien no conocíamos personalmente y que tuvo ese entrañable detalle conmigo y con ella. Su exclamación fue: ¡Abuela, que ilusión me hace que alguien, sin conocerme me haya dedicado un poema!. Ahora esa niña ya tiene catorce años y es una persona dulce, cariñosa, y con la cabeza muy bien amueblada, está estudiando en Kansas y aprovechando muy bien el tiempo.
Ya termino. Si consideras que todo lo que cuento no es propio de publicar en tu blog, no lo hagas, solo quería ponerme en contacto contigo y también con Nano.
Un abrazo. Guaja.
Mi buena amiga Guaja. Cómo puedes, siquiera, dudar de que todo cuanto tú escribas en este blog pueda no ser publicado. Ten por seguro que nuestro común amigo Nano, de igual modo, se alegrará de leer tu comentario y, con toda seguridad, se alegrará de que tu nieta Cristina recuerde con cariño el bonito poema que un desconocido, para ella, le escribió cuando acababa de llegar a este mundo.
El blog de Lolo, al que mucho debemos, sirvió, entre otras muchas cosas, para crear amistad entre personas desconocidas, en algunos casos, y para que otras, tras muchos años de separación, nos reencontráramos.
Respecto al relato de Nano, tampoco yo estoy seguro de cuánto pueda haber de realidad o de ficción. Me inclino a pensar que quizá haya algo de ambas cosas. Lo cierto es que, en lo que a mi concierne, además de proporcionarme el placer de leer una bella página literaria, sirvió para desempolvar un sin fin de recuerdos y, como todo en la vida, alegres unos y tristes otros.
Espero y deseo que, el tiempo que nos quede de vida, ese maldito bicho no nos impida disfrutarla en compañía de los nuestros: familia y amigos.
Un abrazo
Gracias pr tus cariñosas palabras, y ojalá que todo se vaya normalizando. Y sobre todo te deseo que tú y tu familia estéis bien.
Un abrazo.
La vida querida amiga Guaja, es lo que recordamos, solo eso, y mi recuerdo acerca de tu cariñoso comentario en el nacimiento de tu nieta Cristina está muy presente, tanto es así, que me permito desempolvar dichos recuerdos que te escribí hace ya 14 años, que son los que hoy goza tu preciosa nieta.
Que estas palabras permitan dar un poco de calor a nuestra antigua amistad, y si es posible alegren con ellas la vida de tu querida nieta Cristina, que, si bien no la conozco personalmente, hoy siento su presencia en mi corazón.
Un fuerte abrazo.
Nano
A Guaja (Pilar) 31.03.08
Querida Pilar, la carita de tu nietecita Cristina sí que es un poema, bonita y con ojos que escudriñan el Mundo, para descubrir los muchos secretos que encierra.
Estoy seguro, que, acompañado del cariño de sus padres, sabrás darle el tuyo de abuela, y cuando llegue la ocasión de leerle la poesía que nos ocupa, allí donde estemos, nuestro pecho se inundará de gozo. Nunca una poesía mía, ha esperado con tanta emoción que la lea por primera vez, la niña a quien va dirigida.
Me alegra saber que Manolo y tú sois hermanos y como veo tenéis muchas cosas en común, principalmente, que, a pesar de sufrir por los avatares de la vida, conserváis la ilusión y las inquietudes que os permitan descubrir nuevos horizontes, personas y formas de interpretar la vida.
Enhorabuena querida Guaja, que tu nieta sea como aquellas musas del Parnaso, que protegían las ciencias y las artes, sobre todo, la poesía.
Ha saltado la noticia
en el Foro de Laciana,
y en el pueblo el campanario,
rompe el silencio del alba.
Ha nacido un nuevo ser,
milagro eterno y soñado,
hoy continúa la vida
ayer se nos fue marchando.
Que Dios te tenga a su lado
en los momentos de dicha,
y en aquellos más amargos
que su manto te cobija.
Y tú muy querida Guaja,
con tu preciosa Guajita,
se con sus padres feliz,
feliz, … ¡querida abuelita!
nano
Amigo, Nano. Perdona el retraso en aprobar tu comentario. Hace 10 días que estoy recluido a causa del corona virus, y hasta hoy no había abierto el ordenador. He releído tu precioso poema a la nieta de Guaja. No me extraña que les haya gustado.
Un abrazo.