Luis Álvarez Marqués. (Q.D.E.P.) Fallecido en León el día 12 de Julio de 2021
Estas sencillas líneas, pero cargadas de emoción al escribirlas, no pretenden ser ese un homenaje póstumo como el que, generalmente, pero algo tarde -por desgracia-, solemos hacer a los seres queridos que nos dejan para siempre.
A Luis, profesor del Instituto Laboral de Villablino, durante muchos años, el mejor y bien merecido homenaje, se lo daban, en vida, día tras día, sus numerosos alumnos, de tantas y tantas promociones, al que todos, sin excepción, admiraban y por el que sentían un gran afecto; Luis, el mejor homenaje, en vida, lo recibía también de todos sus amigos -entre los que me cupo el honor de contar-; y, sobre todo, el mejor y más preciado homenaje, lo recibía, diariamente, de su familia.
Luis se fue, sí; pero no del todo, porque nos queda su recuerdo. Como escribió Ramón Gener: “Nadie muere del todo mientras haya alguien que lo recuerde”. Y, su recuerdo, no me cabe duda, perdurará en el tiempo; perdurará, porque Luis era, como decimos en nuestro pueblo, “un buen paisano” Ese calificativo, en nuestra tierra, lleva una carga de sentimiento especial, que equivale a engrosar en una sola palabra, los adjetivos de: bueno, coherente, trabajador, honrado y respetuoso con los demás. Luis, además de buena persona, afable y conversador ameno, tenía el don de caer bien a todo el mundo. Donde él estaba no había penas; su gran humor y sus innumerables anécdotas, especialmente, cuando salíamos de caza, ni que decir tiene que le convertían en la figura principal en todas nuestras tertulias.
Su gran afición al deporte cinegético nos llevó a recorrer, juntos, muchos cotos de caza y muchos campos de tiro. Yo, por mi carácter, cuando la caza o el tiro al plato o al pichón, no se nos había dado bien, tenía tendencia al decaimiento anímico, pero para remediarlo, allí estaba él, siempre con su buen humor y su alegre sonrisa.
Hoy, como a su familia, sólo me queda su recuerdo. El recuerdo del amigo que nunca pedía nada y siempre estaba dispuesto a darlo todo. Hoy, allá, en el otro mundo; en ese mundo que cada cual se lo imagina a su manera, cerrando los ojos, le estoy viendo de tertulia con César y con tantos otros amigos, que, como él, ya nos han dejado: le veo sonreír y, con su alegre sonrisa, alegrar a los demás.
Amigo Luis, Te echaré de menos.
Piorno-Kirschenfeld